Adentrándose en una cueva, la vista fluctúa a la luz del fuego. De izquierda a derecha, de arriba a abajo. Lo mismo sucede con la pantalla frente a ti. Es un túnel sin fronteras, que presenta domesticación y deseo.
Adentrándose en una cueva, la vista fluctúa a la luz del fuego. De izquierda a derecha, de arriba a abajo. Lo mismo sucede con la pantalla frente a ti. Es un túnel sin fronteras, que presenta domesticación y deseo.