En una narrativa onírica, una mujer toma un baño y reflexiona sobre sus experiencias pasadas; sumergida en el agua, entra en un espacio atemporal. Es una película existencialista que cuestiona los límites entre el cuerpo y el mundo exterior, entre el agua y la piel. Utilizando animación tradicional de cuadro por cuadro, Cecilia combina pintura sobre vidrio, gouache y animación digital para crear una película táctil e íntima.